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Pastoral Social de la Iglesia Católica da de comer a indigentes


“Yo no tengo casa, sufro de epilepsia y duermo donde me caja la noche; como de lo que “joceo”  en los  zafacones. Cuando  veo ese plato  hermoso lleno de arroz  me pongo feliz. Desde que llega el jueves yo estoy aquí para ser él primerito”, son las palabras de  uno de los indigentes  que recibe cena todos los jueves gracias a la Pastoral de la Calle, perteneciente a la Pastoral Social  de la Arquidiócesis de Santo Domingo.

Cundo el reloj marca la 6:00 de la tarde,  un ambiente de alegría  se apodera de indigentes, trabajadoras sexual, envejecientes, madres solteras, limpiabotas, personas con algunas  adicciones,  botelleros y hasta recolectores de basuras, quienes reciben  al sacerdote Domingo Leguas, quien junto a un equipo de voluntarios da de comer  el “manapá”, una mezcla de arroz, soya y trigo.


Uno de los parroquianos, muy bien vestido, lleva un caldero humeante  con más de 20 libras de arroz. Se trata de uno de los colaboradores con que cuenta la Pastoral Social para llevar a los más  necesitados algo más que palabras de aliento, tal como sugiere el pasaje bíblico que  dice:” Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui huésped, y me recogisteis”.

Son más de 40 personas, la mayoría de ellos gente que deambula por  las calle de Ciudad Nueva y  sectores aledaños, quienes se benefician de esta obra de caridad, que se realiza semanalmente en  la calle  Estrelleta, detrás del Colegio San Pio X en Santo Domingo.

Esta labor quita la palidez de  la boca a estas personas, estos que no cuentan con la seguridades de encontrar en un día las tres comidas. Después de recibir su plato e ingerir los alimentos se marchan del lugar con un  brillo  en sus  ojos y una sonrisa  que  revelan la dicha de tener un estómago saciado.

“Esta iniciativa tiene más de dos años llevándose a cabo en diferente lugares de Santo Domingo. Aquí  se realizan los cursillos de cristiandad con los ingentes. Nosotros oramos con ellos y repartimos los alimentos”, dijo el padre Domingo Legua vicario de la Pastoral Social.

Explicó que reciben ayuda del Banco de Alimentos de República Dominicana  y la Fundación Ciento por Uno.

“Mira, mira  esto es un regalo de Dios. Nosotros  comemos mucho y  bueno” , dice  “Pilorin”, un envejeciente que vive en la Zona Colonial, y que  trabaja  recogiendo  basura. Este hombre de tez oscura y  barba blanca sostiene su plato con alimento y luego de darse una primera cucharada lanza una lluvia de bendiciones sobre  los que reparten la comida.

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